12 febrero 2008

Uno

"Uno, sentado una noche a su mesa con la cabeza en las manos se vio levantarse y partir. Una noche o un día. Pues aunque apagada su luz no se quedaba a oscuras. Le venía entonces de la única alta ventana una apariencia de luz. Debajo de ella todavía el banco en el cual se subía a ver el cielo hasta ya no poder desearlo. Si no se asomaba para ver cómo era abajo era quizá porque la ventana no estaba hecha para abrirse o porque no podía o no quería abrirla. Quizá sabía perfectamente cómo era abajo y ya no deseaba verlo. Tan bien que permanecía simple y llanamente allí encima de la lejana tierra viendo a través del vidrio nublado el cielo sin nubes. Tenue luz invariable sin par en su memoria de días y noches de antaño en los que la noche venía puntualmente a relevar al día y el día a la noche" (Fragmento: "Sobresaltos", Samuel Beckett.)

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