29 julio 2005

Un banco muy especial

Cuenta la historia que, no demasiado tiempo atrás, existió un banco solitario en el que nadie se sentaba, el porqué? todavía nadie ha podido averiguarlo aún. Unos decían que por ser no demasiado cómodo y por su frialdad, otros, afirmaban que una vez sentado en él, una extraña sensación de malestar lograba apoderarse de uno hasta tal punto que, tras pasados unos instantes, todo tipo de infortunios y calamidades provocaban en uno las mayores desgracias nunca imaginadas... Lo cierto del caso es que, efectivamente, nunca nadie se sentó en él, de momento... ...y todavía yace allí, solitario, triste, sin compañía, inmóvil e inmune ante el paso del tiempo... nunca existieron los días con sol ni las noches estrelladas para aquél pobre banco, nunca tuvo amigos con quién charlar ni enemigos con quién enfrentarse... Pasaron los días, los meses, los años y, abandonado ante su soledad, cansado de esperar eternamente, un buen día recibió la inesperada visita de una inocente niña, dulce y risueña que en cuestión de pocos segundos se había sentado encima de él, de pronto, el cielo se abrió apartándose entre las nubes, ya asomaba el sol y los pájaros revoloteaban por encima de los dos, la brisa del mar ya les hacía compañía y una bonita melodía de piano se oía allá a lo lejos. Cuenta la historia que, no demasiado tiempo atrás, existió un banco solitario que ya nunca más lo fue...