19 febrero 2008

Caminante


El que camina se enturbia. Se deshace poco a poco, muy lentamente, en compañía de sus propios pasos, junto a su deteriorado rastro, en la lejanía, más allá del horizonte, quebrantando su propia ley oxidada por el paso del tiempo que no calla y organiza, con ceguedad, los capítulos de su existencia más engañosa. No hay escapatoria, la huida quedó atrás, el tic tac continua, no hay alternativa, no hay detención sin castigo. El que camina se nubla como el cegado sol al caer la tarde, agachado frente a su sombra, reciclando sus palabras, sordo como el derribado muro del pasado, viejo y deteriorado, mudo como el feto, como en una cueva, sin luz, sin ruidos, sin vida y sin alma...

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