29 mayo 2008

...

Soy el rumbo
que se desliza
en el tiempo
desnudo ante la nada
frente al vacío
de un sueño
inalcanzable.
El ser
que habita
en la sombra
del olvido
oscuro en la penumbra
de mi corazón
triste.

Murphy

"La mente de Murphy se concebía a sí misma como una gran esfera hueca, herméticamente cerrada al universo exterior. Lo cual no resultaba un empobrecimiento, ya que no excluía nada que en ella misma no contuviera. Nada exisitió nunca, existía o existiría en el universo exterior, que no estuviera ya presente como virtualidad, o como actualidad, o como virtualidad elevándose a la actualidad, o como actualidad cayendo en la virtualidad, en el universo interior de la mente." (Samuel Beckett.)

28 mayo 2008

...


Para saber no saber
intentar para creer
y no ver
lo visto está visto ya
una última quizá
no más que una
ya está
bueno fue saber
un batir de palabras
una duda inalterable
profunda en la marea
de mis ojos.

Con una rata de cloaca

Esta tarde, yendo para mi casa, he visto gente arrapada a una pared. Como si fueran la propia pared. Era mucha gente. Formando una fila, una larga fila. No dejaban más que unos pocos centímetros entre ellos y la calzada. Tenían los cuerpos inmóviles y sus cabezas giraban continuamente sobre sus ejes. Cabezas grandes como... como cortadas y luego cosidas.
Una larga fila, más que larga, bueno, en realidad no debería ser larga puesto que era más que eso. Así es. Y he pasado por su lado, entre sus cuerpos muertos y el precipicio. Enfilando la fila, como un filete.
Justo en ese momento, bueno, un poco más que un momento, un... ¿Un espacio de tiempo prolongado?. Así es. Justo ahí ha pasado un coche con tres ruedas y un volante que giraba tanto como aquellas cabezas. Giraba a la izquierda y luego... de nuevo a la izquierda. Joder, casi me pilla. Me ha rozado una uña, la del meñique. Pero ya pasó.
Luego había uno que no dejaba de mirarme con cara de oso, parecía un oso, no, era un oso. Habían más osos, y hasta uno blanco. También habían jirafas y vacas gordas. Eran jirafas de cuello corto, las vacas eran muy normales, gordas y ya.
Y gente, había mucha gente en silencio. La gente siempre calla cuando no quiere hablar. Silencio por favor. También hay que las matan callando... Luego están los que hablan mucho y luego callan. Los que tiran la piedra y esconden la mano, los que no callan ni de coña, los que hablan solos, los que están solos y no hablan, etcétera... Pero estos estaban en silencio, como la pared. Yo he pasado también en silencio, un silencio callado, por si acaso. Sí, así es.
De pronto, cuando ya casi había alcanzado el final de la fila, o el principio, según como se mire... de pronto, entonces, una pequeña rata ha hablado. Era pequeña, casi inapreciable. Una rata de cloaca escondida fuera de la cloaca ha hablado, sí, una rata me ha hablado: "¿No te estarás colando no?". Tiene gracia... Yo le he contestado: "¿Cómo? no, voy para mi casa, vivo a la vuelta de la esquina..." Y la rata ha añadido: "Ah, pensaba..."
Y así fue como esta tarde, yendo para mi casa, hablé por primera vez con una rata de cloaca.

15 mayo 2008

Uno

Época indeterminada. Primera hora del día. Un tímido rayo de sol se cuela por la ventana de una habitación pequeña, oscura y descuidada. A la izquierda (siempre del actor.) y al fondo de la escena, un hombre desnudo, UNO, que permanece sentado en una silla de madera vieja, justo debajo de la ventana. Su torso y su cabeza tienden a inclinarse hacia delante. Se toca la frente con la mano derecha, con la izquierda la nuca. Sólo se aprecia su perfil completo, es calvo y de mediana edad. Tiene un libro abierto sobre los muslos. A la derecha, y en el centro, hay una mesilla de noche con un flexo de luz apagado, junto a esta, una cama. Parece que otra persona duerme en ella, de espaldas a UNO, sólo se aprecian sus pies asomando de entre las sábanas. Hay montones de libros tirados por todo el espacio. En la pared del fondo cuelga un espejo rallado, viejo y descentrado, junto a este, una puerta cerrada que da a un pasillo. UNO reincorpora lentamente su torso y su cabeza para encenderse un cigarrillo, da una primera calada.


Silencio largo.


UNO: Pronto dejará de hacer frío, pronto es menos tarde. (Pausa. Chasquea la lengua.) Sólo trato de consolarme. Pero por más que quiero, por más que me esfuerzo, no soy capaz de dejar de pensar, no. En ocasiones pienso demasiado, o eso creo. Pienso en todo aquello que me atormenta: el destino, la muerte, los sueños, la libertad, los recuerdos, el paso del tiempo… pienso en los días, las horas, los minutos. A veces, a veces me gustaría poder ahorrar el tiempo, sí, guardar los minutos en los que no haces absolutamente nada para poder sacarlos luego y prolongar los buenos momentos. Y aquí permanezco, clavado como una veleta en el tejado de mis pensamientos. No voy a resignarme, ni hablar. Salvaré mis sueños de la quema, sí, lo tengo claro.

(Silencio.)

¿Habría que dar una mano de pintura a las paredes, no crees? (Pausa.) Tú ya no crees en nada. ¿Cuándo fue la última vez que las pintamos? Están hechas un asco. Da lo mismo, déjalo.

(Pausa. Da una segunda calada.)

Por suerte hoy hace un precioso día. ¿Te has fijado en el sol? (Pausa corta.) se enciende y se apaga continuamente, como el fluorescente del pasillo, tiene gracia. Por cierto, habría que cambiarlo, el fluorescente claro, al sol no hay dios que lo mueva. (Ríe.) Menuda tontería… No vamos a cambiar el mundo nosotros. Todo como en un puto libro de instrucciones. (Pausa.) ¿Sabes qué?, me pondré unos lentes oscuros, sí, para protegerme los ojos. No me gustaría joderme la vista cuando salga ahí fuera. Hay mucho que ver, mucho por hacer. ¿Has estado ya en el lago del parque?, en dirección al sur, es precioso todo aquello. Creo que desayunaré en el lago hoy, sí, desayunaré en el lago, prepararé unos sándwiches y haré un gran zumo de naranja. Pero antes de nada, cuando llegue al parque, me descalzaré para dar un paseo por la hierba húmeda, escucharé a los pájaros cantar, luego me tumbaré panza arriba a respirar aire puro, ya lo creo, limpiaré mis pulmones de toda esa mierda que flota aquí dentro. Y el maldito tabaco, ¡joder!

(Da una tercera y larga calada. Tira el cigarrillo al suelo y lo apaga con el pie descalzo, sin inmutarse. Apoya los codos sobre las rodillas y la frente entre las palmas de la mano. Silencio. Vuelve a la posición anterior.)

Por la tarde, como cada día después de la comida, alargaré bien el brazo izquierdo -el derecho siempre se me duerme después del café- sí, lo estiraré bien para abrir la ventana y contemplar el atardecer. Observaré el horizonte, lo recorreré de este a oeste mientras una dulce brisa roza mi rostro y mi cuerpo desnudo peinándome el vello con delicadeza, ¡buah!, se me eriza el bello sólo de imaginarlo. Dibujaré una sonrisa a la vez que cierro la ventana con el brazo derecho ya despierto.

(Pausa. Se pone en pie. El libro que tenía encima de los muslos se cae al suelo. Estira los brazos. Camina parsimonioso hasta colocarse frente al espejo, se mira por unos segundos. Se toca la cara descendiendo desde una mejilla hasta el cuello. Resopla. Murmura)

Joder, he envejecido un huevo en este último año.

(Pausa. Camina de la misma manera de retorno a la silla, se sube en ella, contempla por unos segundos el exterior a través de la ventana, protegiéndose de la luz con la palma de la mano derecha.)

¿Oyes el griterío ahí afuera? ¿Lo estás oyendo? (Pausa. Girando la cabeza en dirección a la cama. Baja de la silla de un pequeño salto torciéndose el tobillo izquierdo.) ¡Ah! ¡Me cago en la puta! (Se sienta de nuevo en la silla aquejándose de dolor. Pausa.) Tú ya no quieres oír nada, todo el santo día durmiendo. (Se frota el tobillo con las dos manos. Murmura.) Prefiero soñar despierto. ¡Tío!, has perdido la ilusión por todo. Menuda mierda.

(Pausa. Apoya los codos sobre las rodillas y la frente entre las palmas de la mano. Silencio. Incorpora el torso y la cabeza, inclinándola hacia detrás.)

Llegada la noche, cuando comience a sentir frío de verdad, me vestiré, sí, lo estoy viendo. Camino por el pasillo hasta el dormitorio, abro el ropero, unos pantalones de pana, una camisa y un jersey de lana serán perfectos, siempre me hacen recordar a mi padre. (Sonríe. Pausa corta.) Me vestiré con ellos en compañía de un suspiro. Me sentaré en mi silla favorita, de nuevo frente a la ventana. Observando el horizonte una vez más, a través de la oscuridad, entre las primeras estrellas dormidas. Encenderé el flexo de luz para recordar al sol y creerme un poco más libre entre estas paredes antiguas y desconchadas. Solo, solo con mis pensamientos. (Pausa.) Pienso en las horas, los días, los meses... pienso en… ¿Sabes?, la gente dice que los locos, los locos de verdad, no son capaces de pensar en su locura, que no se plantean si lo están o no. ¿Es curioso verdad? (Sonríe.) Por la noche dormiré, sí, dormiré profundamente. Últimamente no pego ojo. Y pronto llegará otro día, pronto es menos tarde, pienso también en mis sueños...

(Suspira. Cierra los ojos, apoya los codos sobre las rodillas y la frente entre las palmas de la mano. Silencio largo. Unos Pasos firmes y ligeros se acercan desde el pasillo. Se abre la puerta del fondo bruscamente. Sólo se distingue la silueta de un hombre al trasluz entre las rejas de una celda.)


Oscuro.

06 mayo 2008

La vida es puro teatro

"El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma" (Arthur Miller.)

01 mayo 2008

Mar el Poder del Mar

Vaya mierda

A veces te gustaría ahorrar el tiempo, sí, guardar los segundos y los minutos en los que no haces absolutamente nada para poder sacarlos más tarde y prolongar los buenos momentos, los orgasmos, la salud, el sol. Pero esto no es posible (sólo en la ficción hay magia) y tienes que resignarte a perder esa calderilla temporal sin nada a cambio. Vaya mierda, el mundo está mal hecho; al menos tú estás mal hecho, eso es lo que importa, vaya mierda.

Magia

El mundo es una chistera de la que no consigue salir. Un globo terráqueo que apenas se eleva a causa de las desgracias e injusticias que soporta. Ese es un mundo indeseable, de mentira, una imitación de mundo, un proyecto del mismo, ese no lo quiero para nada ni nadie. Hagamos magia de la buena, aquella que no se deja descubrir ningún truco porque verdaderamente no los hay, simplemente conduzcamos un modesto auto a través de maravillosos paisajes que nos abren los ojos, que nos lanzan varitas mágicas y cajas de doble fondo para encontrar la felicidad más sencilla, para vivir más por dentro...

Como gustéis

"El mundo entero es un teatro, y todos los hombres y mujeres simplemente comediantes. Tienen sus entradas y salidas, y un hombre en su tiempo representa muchos papeles, y sus actos son siete edades. Primero, es el niño que da vagidos y babea en los brazos de la nodriza; luego, es el escolar lloricón, con su mochila y su reluciente cara de aurora, que, como un caracol, se arrastra de mala gana a la escuela. En seguida, es el enamorado, suspirando como un horno, con una balada doliente compuesta a las rejas de su adorada. Después, es un soldado, aforrado de extraños juramentos y barbado como un leopardo, celoso de su honor, pronto y atrevido en la querella, buscando la burbuja de aire de la reputación hasta en la boca de los cañones. Más tarde, es el juez, con su hermoso vientre redondo, rellene de un buen capón, los ojos severos y la barba de corte cuidado, lleno de graves dichos y de lugares comunes. Y así representa su papel. La sexta edad nos le transforma en el personaje del enjuto y embabucado Pantalón, con sus anteojos sobre la nariz y su bolsa al lado. Las calzas de su juventud, que ha conservado cuidadosamente, serían un mundo de anchas para sus magras canillas, y su fuerte voz viril, convertida de nuevo en atiplada de niño, emite ahora sonidos de caramillo y de silbato. En fin, la última escena de todas, la que termina esta extraña historia llena de acontecimientos, es la segunda infancia y el total olvido, sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada." (William Shakespeare.)